"Los pueblos, los hombres se enfrían, por ausencia del espíritu; pero estamos nosotros con pedernal y yesca, con cantares y poemas, con un alto desvelo y sueños de todo tipo para entibiar las horas de los que no quieren congelarse todavía"
Atahualpa Yupanqui

domingo, 8 de febrero de 2009

Olegario Álvarez

La historia de este gaucho correntino, a quien sus fieles conocen como “El Gaucho Lega” no difiere mucho de las que ya hemos visto.
Toda su vida fue un prófugo de la justicia y cuando acorralado por una partida de la milicia, murió en un enfrentamiento con ésta, comienza la leyenda.
Se le rinde culto en la localidad de Saladas (provincia de Corrientes) donde es común ver su tumba (toda pintada de rojo ya que el Gaucho Lega perteneció al partido colorado de su provincia); cubierta de claveles de color sangre, además de las clásicas ofrendas de velas, muletas, vestidos de novia y sobre todo estolas y pañuelos rojos que poseen poder curativo según el dicho popular.
El día lunes es el día de mayor movimiento de fieles junto a la tumba de Olegario Álvarez y sobre todo el Día de los Difuntos (2 de noviembre), es cuando sus devotos se acercan a su santito para pedir y agradecer favores..
En varios lugares del suelo correntino se encuentran altares para rendir homenaje al Gaucho Lega, pero tal vez el más importante y uno de los más visitados sea el que se encuentra en la ciudad de Empedrado, ya que allí se venera como una reliquia una falange del bandido.
En la lápida de su tumba hay una escueta inscripción que reza: “O.A. 2 de mayo de 1906 a los 35 años”.
Quedan muchos más a lo largo y ancho de nuestro país, como Lázaro Blanco, El Gauchito Gil o en el cementerio de Tucumán Pedrito Hallao y muy cerca los mellizos Lucas Hallao.
En distintos lugares, ya sea en grutas, santuarios, tumbas o simples montículos de tierra, estos “santitos” siguen reuniendo fieles, que por lo general les piden cosas concretas y de la problemática diaria: salud, trabajo y amor.